UNA HELADERA SOCIAL EN TUCUMAN

La provincia Argentina de Tucumán instala su primera heladera social: un proyecto comunitario que iniciaron tres restaurantes, alarmados por la cantidad de comida que se desperdicia diariamente, y que tiene como objetivo servir a quienes menos tienen.

En la calle Rivadavia 431, provincia de Tucumán, Fernando Ríos administra, junto a Luis Pondal y Daniela Viñas, una tienda de frutas y verduras -Muña Muña-, un restaurante vegetariano y otros dos locales de comidas. Alarmadxs por la cantidad de comida que sobraba al final del día entre los tres locales, decidieron darle un buen fin: en lugar de tirarla, colocaron una heladera en la calle para que las personas que no pueden pagar  por alimentos puedan retirarla de manera gratuita.

La idea, si bien es muy simple, tiene algo de complejo y es que aún no existe ninguna legislación sobre la donación de comida y, según su abogado, podría traerles algunos problemas. Sin embargo, decidieron ignorar su consejo y, tomando las precauciones necesarias, lograron una dinámica solidaria que hoy tiene muy buenos resultados entre la comunidad.

En pocos días la idea se volvió muy popular y algunos vecinos comenzaron a aportar alimentos para que siempre estuviera llena: verduras, frutas, pan correctamente embolsado que dona una de las panaderías de la zona,  incluso una pareja de novios pidió al salón de fiestas que donara todo lo que sobrara de su fiesta de casamiento. Además, los tres restaurantes del equipo aportan todo el excedente y el sobrante del día.

Los responsables del proyecto explican que no se trata de entregar “las sobras”, sino que los alimentos donados son aquellos platos que lxs clientxs no consumen ya sea porque no fueron preparados a su gusto o porque lxs comensales decidieron no comerlos. Los excedentes, del mismo modo, son aquellos platos que se prepararon con antelación previendo la venta del día, pero que finalmente no fueron vendidos. La idea principal es resguardar la higiene de los alimentos y, de ninguna manera, colocar en la heladera alimentos en dudoso estado.

Todo lo que se deposita en la heladera social está presentado en porciones individuales, en un envase descartable y envuelta en un papel film, de manera que la persona que la retira pueda llevarla hasta el lugar en que la comerá sin inconvenientes. A lxs vecinxs que quieren colaborar se les pide el mismo nivel de responsabilidad.

La heladera fue colocada fuera del local, en una puerta de servicio que queda a la par de la entrada principal. De esta manera, ni el personal que trabaja allí ni los clientes pueden ver a las personas que retiran la comida. Esto, asegura Fernando, se hizo para que nadie se sienta observado ni tenga que sortear miradas curiosas cuando recurre a la heladera para comer o buscar alimentos para sus hijos.

Hasta ahora, la heladera no ha sufrido ningún daño, nadie la ha saqueado ni estropeado. Los donantes han cumplido con las normas de respeto hacia los beneficiarios y han llevado el alimento bien envuelto, en porciones y consignando la fecha de elaboración, de manera tal que nadie corra el riesgo de consumir alimentos en mal estado.

La idea, dicen, es que se llene ese vacío legal a través del respeto, y la solidaridad y buen criterio de todxs lxs que aportan. Sin dudas, un proyecto colectivo que demuestra, una vez más, que el cambio lo hacemos entre todxs.

Aquellxs tucumanxs que deseen colaborar, pueden dirigirse a la calle Rivadavia 431.

Fuente: Periodico Movil 

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